Pues es que me iba a Madrid. Sin remordimientos. Y no sé si es porque
por fin, después de decirlo año si y año también finalmente Valeria y yo nos
íbamos de verdad, billete y hotel confirmados, o que, pero me sentía eufórica.
Y la maleta fué...
-Valeria nena, ¿qué me llevo? Estoy desesperada, delante del
armario y sin saber que hacer....- Todo sea dicho aquí la amiga me había metido
el pánico escénico en el cuerpo acerca de la noche madrileña, yo que soy Miss
Tejanos con Tacones, estaba entre el vestido del bautizo de mi sobrino o el de
la boda primaveral de mi tía. No os digo más.-Voy a beberme una birra gor, a
ver si me inspiro...
-Cojo vino y voy a tu casa, ¿si? En nada salgo del trabajo.
Y yo, ¿qué he hecho para merecerme amigas así? He debido de
erradicar el hambre mundial en la otra vida, mínimo.Así que Valeria llegó y yo
estaba sumergida en la pedicura, ya que no tenía inspiración en la maleta
decidí probar suerte con los esmaltes y ¿sabéis qué? Que tampoco me decidía con
el maldito color. Porque claro, ¿que ropa iba a meter en la maleta? Ser mujer no es fácil, os lo aseguro.
-Rojo anaranjado nena.- Ella y su color por defecto, el día que la
vea con otro color monto una fiesta. Lo juro.
-¡No! Si algo tengo claro es que me llevo mis tacones rosa chicle
y eso con rojo, no pega ni con cola.
-¡Ay por favorrr! ¿Los fucsias?- Mi niña es que es muy monocromática.
-Sí, no hay discusión.- joder, para algo que tenía
decidido...
Así que gano un verde muy oscuro, que con doble capa es casi
negro, y ya puestas le pinte a ella también sus uñas con su rojo anaranjado,
que nosotras somos muy del rincón de la señorita Pepis. Y entre copa y copa,
oliva a oliva decidimos más o menos que poner en mi maleta, para mi alivio,
nada de comunión...
Así que para las doce cuando cerré la maleta, suspiré.
Y llegamos a Madrid. Y sin
remordimientos, a un hotel de puta madre, a hacer la croqueta borrachas por las
calles de la capital de la Madre Patria. Nada más llegar nos quisimos morir en
el metro. Por dios, el de Barcelona es el país multicolor de los metros, lo de
Madrid es Mordor. Resulta que teníamos que pillar dos metros y andar un buen
rato hasta llegar al hotel. Pero lo teníamos muy cerca del ocio nocturno. Aunque el problema no era
ese, eso solo era para añadir más drama al tema. Valeria es claustrofóbica,
nada de ascensores, metros lo justito, y… en fin, lo que viene siendo una
claustrofóbica, hipocondríaca, con calor, cargada con las maletas a las cinco
de la tarde un Viernes, en Madrid. Ese era el puto problema. Y como no…
-Nena, vamos al
primer vagón, que si pasa algo es más seguro y nos sacan antes.
-Claro, lógica
aplastante. ¿Qué pasa si es un choque frontal?-tenía unas ganas locas de meterme con ella.
-No me digas eso…
-¡Relájate, gor!
Es que lo de los vagones… me lo has puesto a huevo. Que no te guste estar
encerrada bien, pero vamos, ¿dará igual el vagón? ¡No tiene sentido!- y no
podía parar de reírme a carcajada limpia.
-Lo que digas,
venga va, vamos, que ya viene.
Y nos metimos en
el metro, sobrevivimos a él y llegamos al hotel. Una súper cucada de estas
modernas en blanco, rojo y negro de la que yo atraqué el mini bar y me hice un
sin-pa en toda regla al salir, porque sí. Que yo soy de aire muy rebelde y
macarra. Así que salimos a explorar la capi, y quedamos con unos amigos de
Valeria por la noche y Mireia.
Mireia es una
amiga mía que conocí hará unos cinco o seis años por mis amigos en Barcelona.
Vivía con uno de ellos, y la verdad que enseguida hicimos muy buenas migas. Es una tía
estupenda, con un morbo que no se lo aguanta ni ella, es la típica chica que te
atrapa. Interesante como pocas y con ganas de hacer cosas casi siempre. Hacía
meses que se fue a la capi, por aquello de un cambio de aires y estaba más
guapa que nunca la guarra. Pero yo me la quiero mucho y por eso la incluí sin
pensar en mis planes madrileños. Tenía horrorosas ganas de salir con ella y
verla.
Se conocieron y
se encantaron, como era de esperar y ligaron. Ellas ligaron y yo no. Y me
deprimí a mi manera; me fui a la habitación a dormir la taja tonta que pillé
esa noche, porque antes de deprimirme me reí muchísimo, bebí muchísimo, bailé
muchísimo y me lo pasé de puta madre, la verdad. A la mañana siguiente llego
Valeria, encantada de la vida la muy cabrona.
-¿Tía te
cabreaste porque ligamos y tu no?- decía mientras se desplomaba en la cama,
teléfono en mano.No pude evitar
reírme mientras me metía en la ducha.
-¿Tanto se notó?
-JAJAJAJAJAJAJA,
bastante gor.
-Cuéntame los
planes, anda.
-Nos vamos con
Aida y Mireia. Tú quedaste con Aida a la una en Serrano, ¿no? Pues yo sobre la
una y media con Mireia en… bueno, que nos vamos al Mercado de San Miguel y
vamos con Aida, no creo que nos perdamos.
-Muy bien pues,
dúchate, cochina. Hueles a sexo.
-Cuando acabes
tú, envidiosa.
-Como me conoces,
golfa...
Salí de la ducha,
puse la radio. Valeria me iba explicando que tal les había ido
la noche, que teníamos planes ya para la tarde con no sé quien, que luego no se cuantos, que luego bla, bla, bla.... Ir con Valeria es lo bueno que tiene, yo
conozco a mucha gente, pero ella más, la conoce todo Cristo. Y es una guía del
ocio. Esta mujer debería montar su agencia de eventos y cosas así, vale para
ello.
-Hola Pol.- Me
desparramé en la cama en vaqueros y sujetador a medio vestir.-Val, calla que
estoy al teléfono.
-UUUUUUUUUH, EL
SEÑOR DON AMIGOOOOO.- hubiera ahogado a Valeria, os lo prometo.
-¿Te pillo mal?
-Para nada, hemos
quedado a la una, pero vamos a llegar tarde todas. Y Valeria acaba de meterse
en la ducha, así que tengo tiempo, yo estoy a medias ya.
-¿A medias?
-No seas idiota,
a medias de vestir, no voy a hablar contigo desnuda.
-Va bien
saberlo.- risa nerviosa- Nada, que hemos mal-dormido allí en la casa-fiesta, hemos
desayunado y me voy ahora a casa…Nos quedamos
dormidos en unos sofás, y...- Suspiro, aclaración de garganta y…- ¡Tendrías que estar aquí,
nena!- parada cardíaca- Se te ha echado en falta, hubiera estado bien.-
entrando en coma.
-Ehhm.. si, ya,
pero la verdad que este viaje no está resultando nada mal, al final será de
fiesta y amigas. El paraíso de una mil-eurista, salir de fiesta a cien euros de
ave.- cambio de tema, ya. No se flirtea. No.
-Lo que tú digas...
.
-¡No me hagas
sentir mal, idiota!
-Me voy a dormir
anda, que estoy roto.
-Anda, sueña con
los angelitos…
-¡Pero que estén
en pelotas y sean rubias!
-¡Oh…joder!
Y así me quedaba
yo después de muchas conversaciones. Supongo que me dijera que se me había echado de
menos, así tirado en medio de una frase no es lo mismo que un te echo de menos
claro y preciso. O que eso tampoco implica que quisiera que yo estuviera allí o
le hiciera ilusión, ¿no? De todas formas no iba a preguntárselo, ni muerta. Pero es que ese nena... Dios, esa palabra es matadora
para mí, en todos los aspectos y sentidos del cuerpo humano. Pero nuestra
relación era de colegueo, amistad. Así
como tenía algo mínimo de unicornio, volvía mi amigo, el que nunca jamás
sentiría nada por mí. Suspiré.
Pero estaba en
Madrid, y yo no soy persona de restregarme en la mierda, y además que era mi
amigo. No le veía el problema, eran las petardas de mis amigas que estaban muy
pesaditas con el tema y querían que me enamorara, bueno que lo admitiera. Mierda, ahora me toca la charla con Aida… y
también va a congeniar con ellas, y serán tres contra una… Salimos
arregladitas y monísimas de la muerte Serrano abajo hacia la parada del
metro. Allí me encontraba de nuevo con
Aida. Mi amiga escritora. La conocí a través de su obra, yo era uno de sus
personajes femeninos. Enseguida contacté con ella vía Twitter y bueno, supongo
que las trastornadas como nosotras se juntan por si solas, y en el fondo saben
que siempre se tienen la una a la otra. Esa es Aida para mí. Una morenaza
tremenda madre, mujer y una niña como Valeria, vamos, una joyita.
Una vuelta por el
centro, unas fotos con las banderas del Atleti como buenas indias, unos mojitos,
una comida muy chic en una terraza preciosa y… llegaron las copas....
-Bueno, cuéntame,
¿qué tal ayer?- Rompí el hielo con Mireia, básicamente por no aguantar de nuevo el mismo tormento.
.
-Pues nada nena
se vino a casa y nos revolcamos. Pim pam pum fuera. Bastante flojo.
-Eso te pasa por
golfa.
-Envidiosa… Bueno
nena, cuéntame quien es él.
-Mire, no hay
ningún él. ¿De dónde te sacas estas cosas?
-¿Cómo que no?
Ese tal Pol, ¿quién es?- se giró a la camarera y Aida se rió- Dos cervezas, un
GinTonic y un Mojito de fresa. Gracias.- se volvió hacia nosotras- No me mires así, te tengo en las redes sociales, y últimamente aparece mucho.
-Somos amigos
Mireia, en serio. No tenemos absolutamente nada, hablamos por teléfono y poca cosa más.
-¿Mucho?
-Casi cada día-
contestó Aida, a la que fulminé con la mirada.
-¿Sobre?- Mireia
sonrióde manera pilla...
-¡Ay coño, yo que
sé! De todo en general, del curro, de cómo le va, de su día a día, de sus
relaciones, de las mías… No va por donde tu crees..
-Vamos una
especie de teléfono de la esperanza.- Y Aida se animó a las puntillitas. ¿Veis?
Acoso y derribo.
-JAJAJAJAJA, no seáis
capullas, joder. De verdad que somos amigos, vamos es que ni me he planteado…
-¡Oh gracias,
hijas de la gran puta!- nunca me acostumbraré a oír a Valeria soltar tacos.
Es extraño.
-Si Valeria,
nosotras te amamos más.- Mireia acercó el taburete que teníamos al lado de la
barra y se lo acercó para que se sentara.
-¿No habéis visto
que no quería estar con él? Os podríais haber levantado alguna en plan, oye ven
que es importante. - le dio el trago más largo a la cerveza que la he visto dar
en su vida.
-Estábamos
hablando de Pol. Ese aaaamigo- Mireia hizo el gesto de las comillas con las
manos.- de la niña.
-Pero nena, que
es mi amigo. En serio, que no hay nada más.- mi voz era quejicosa ya, de niña
pequeña. ¿De qué coño estábamos hablando tanto?
-No lo intentes,
lleva así desde que lo conoció. ¿Hace cuanto ya, gor?
-Pues no sé, hará…
¿tres meses?
-Más o menos.- contestó Aida.
-¿A este ritmo de
conversación?- Mireia miro a sus dos fiscales que asintieron a la vez. De
verdad que me estaba sintiendo intervenida continuamente. Pol aquí, Pol allá y
entre medias Pol el de verdad llamando. Yo vivía los Pol-y-Días.
-¿Podríais por
favor, dejar de hablar como si no estuviera aquí? Me siento en un tribunal.
¿Qué os pasa?
-Pero, ¿estas
cosas porque no me las cuentaaaaas?- Mireia hizo un gesto a la camarera,
pidiéndole otra ronda de lo mismo.
-Vamos a ver, y
dejamos el tema, ¿vale? Pol es un amigo, un amigo. Sólo que en poco tiempo se
ha convertido en algo especial, como amigo. Me refiero, a mi esto no me había
pasado en la vida, conocer a alguien por internet y seguir hablando con el
tanto aun habiendo pasado el tiempo y no habernos visto. Fin de la cuestión.
-Un momento-
Mireia aprovechó la cercanía de la camarera.- ¿Podrías por favor traernos tres
chupitos? Menos de tequila y whisky, trae lo que quieras, pero fuerte. Gracias,
reina.- y me miró de nuevo.- Vamos a ver, querida mía, ¿no os habéis visto aún?.- resoplé y
puse los ojos en blanco.
-Oye, en serio,
ya basta.- brindamos y nos tragamos los chupitos.- Os digo lo mismo que a las
demás. ¿Qué me gusta? Pues claro que sí, está buenísimo, pero es que lo veo
como un amigo. Ni quiero ni puedo verlo como nada más. Por Dios, cada vez que
me enseña a una de sus chicas, me dan ganas de tirármelas a mí de lo buenas que
están. Colgarme de él sería mi fin. Esta fuera de mi liga.
-Vale gor, eso es
lo más gilipollas que has dicho nunca. ¿Fuera de su liga? Venga ya, tú eres
superior.
-Es cojonudo,
vamos. Encima es que le cuenta los ligues.-Aida eso lo llevaba y lleva fatal.
Porque es de la opinión que Pol sabe que yo estoy pillada y que juega con ello.
-Me estáis
tocando los huevos entre todas, en serio.- Hundí la cara entre mis manos.
-Es que no nos
creemos esta fachada de tía dura que te has sacado de la manga. ¿Dónde está la
Clàudia que se monta el castillo el primer día?
-Pues quizás está
hasta el mismísimo de que se le derrumben encima, de ni siquiera poder entrar
en ellos. ¿Tanto os cuesta asumir que quiero tomarme las cosas con calma?-Trago
de gintonic para la niña, de los grandes.- Para una vez que os hago caso… de
verdad, me vais a volver loca.
-Solo queremos que estés bien, gor....- Valeria me estrujo contra ella.
-Os estoy
haciendo caso en frenar mis subidones de unicornio feliz, y ahora parece que lo
hago mal. Estáis todas igual, en serio. Sois insoportables.- táctica de
emergencia, hacer pucheros.
-Bueno va,
dejemos al amor on-line. Os tengo que contar que se cuece por mis noches
madrileñas, que no es poco.- chocamos nuestras bebidas.- Chin, chin, amigas.