Unicornios, breve inciso, antes de empezar estos posts que colgaré cada Miércoles. Much@s sabéis que llevo tiempo escribiendo un libro, bueno pues después de reeditar por tercera vez, aquí va. He decidido hacerlo por este, mi rinconcito, porque me apetece y me siento más cómoda. Me gusta poner fotos al asunto y eso es algo que no va a cambiar. Bueno, allá vamos.
CAPÍTULO UNO: PROBANDO, PROBANDO.
Dicen que a la
tercera va la vencida. Y aquí estoy, acabando de cenar con mi compañera y amiga
de piso Valentina, bebiendo vino, fumando, escuchando música y con el portátil
en el sofá para escribir. He pensado una y mil veces en escribir mi historia,
mi vida. Unas personas me han amenazado
si contaba cosas, otras me han dicho que estaba loca, otras simplemente me han
dicho que vaya con ojo con lo que publico, no por ellos, sino por mí. Y creía
que tenían razón. Hasta ahora.
Ahora sí que
tengo un motivo para escribir y es que… creo que me he enamorado. Y para mi
desgracia, y no como en los libros que tanto me gusta leer, lo mío no acabará
bien. Os quiero contar la historia de cómo me enamoré sin darme cuenta hasta
hace nada.
Sí, estoy jodida. |
Me llamo Clàudia
y tengo la friolera de veintiocho años. ¡Joder, a dos de los temidos treinta! Y
no, no creo en eso que los treinta son los segundos veinte, porque yo intento
hacer lo mismo que a los veinte y no puedo. Es absolutamente imposible, y
creerme cuando os digo que tengo fondo, pero es que no. Soy incapaz de
aprovechar un fin de semana si uno de los dos días salgo. Y si salgo, yo no me
tomo dos copas y me voy a casa, ¡y una mierda me paso una hora arreglándome
para estar tres fuera! ¡No! Yo me voy al mundo y ya vendré cuando quiera, o
cuando no pueda gastar más dinero si no quiero comer arroz todo el mes. Si son
los segundos veinte debería poder ir al día siguiente a la montaña a hacer un
trillón de quilómetros como antes, bueno no. Yo era más de tomar el vermouth,
pero no estaba destruida sin poder moverme del sofá. Así que perdonarme que
discrepe sobre esa afirmación tan guay que se han sacado de la manga… y sí,
esto de hacerme mayor me está asustando y mucho.
No, tener casi treinta no es tener veinte. Digan lo que digan. |
Soy una tía
normal, me saco partido. Una amiga que tengo, que no está muy bien de la cabeza
dice que me parezco a la actriz de Divergente, que no tengo ni puta idea de que
es eso, pero la protagonista y yo nos damos una brisa, o eso dice Pao. Soy alta,
y muy pava. Y muy intensa, muy drama, muy alegre, muy, muy… o como dice mi
amiga Ro, -si es que eres tan, tan…-. Pues
eso. Que me da miedo como soy. Que me da miedo no encontrar a nadie. Haberme
vuelto una tía demasiado exigente o muy estridente. O yo que sé… Digamos que
estoy atrapada en algún lugar. Pero no nos alarmemos, el resto de la vida me va
cojonudamente bien. Tengo mi piso de solteras hiper-mega-cuqui de la muerte al
lado de El Park Güell, trabajo de lo que he estudiado, tengo a mi gran familia
española y gracias a Dios, muchos amigos.
Pues por lo visto esta es mi doble. |
Pero me he
enamorado de un chico un poco… en fin. No sé como describirlo. No pienso nada
malo de él, a fin de cuentas él no tiene ni puta idea de esto, y no es su
culpa. No es su culpa que me haya enamorado de él porque cada día me hace reír.
Tampoco que lo haya hecho porque no se da nunca por vencido, por esa ambición
no reconocida, ese punto de arrogancia que adoro. Ese chico dulce que se
esconde tras un hombre de negocios infalible. Es perfecto, para mí y eso no es
su culpa. Soy su amiga y me siento muy alagada por ello. Pero ayer nos
cabreamos, bueno o no sé qué es lo que pasó exactamente. Total que ha pasado un
día y lo echo de menos. No hablamos cada día, pero la sensación hoy es extraña,
se me hace un nudo en el estómago que me impide respirar y todas esas cosas que
indican que estas absolutamente jodida. Así que supongo que hoy me he dado
cuenta que estoy enamorada, que él no lo sabe ni quiero que lo sepa y que no sé
como tengo que actuar.
En el fondo sé que
no soy una amiga más. Algo me lo dice, pero no soy lo suficientemente guapa. Es
así. El solo quiere a mujeronas a su lado y yo disto mucho de ello. Y es algo
que yo ya sabía desde un buen principio, así que sigue sin ser su culpa. Luego
de todas formas, es un romántico acabado, no tiene rollos de una noche. Mucho
hablar de mandanga y lleva un mes más que yo sin ella. Hace un año que lo
conozco y solo nos hemos visto una vez. El Señor Nurburg es sencillamente impresionante. Tiene
nombre de empotre, Pol Nurburg. Y yo que soy alma de ir a las luces rojas me he
enamorado de él como una auténtica capulla. Me he enamorado de mi mejor amigo.
No se puede ser más absurda.
Así me quedé yo al admitirlo. Absolutely fucked. |
CAPÍTULO DOS. YO TENGO UN AMIGO Y MI VIAJE A MADRID.
Estaba yo en
casa, en mis vacaciones de temporada baja viendo Mujeres y Hombres, que como
bien sabéis ha tenido épocas muy míticas y yo he sido una auténtica fan, y
mientras, andaba dándole al Twitter. No soy una persona famosa, aunque intento
conseguir seguidores como mi amiga Valeria que tiene mil, así que cuando vi que
alguien que no conocía me daba a favorito por usar un canal, despertó mi
curiosidad. He hice lo que toda chica hace, empaparse el perfil y luego
contestar. Así que como el tío parecía muuuuy interesante, le marqué yo también
favorito uno de sus tweets. Y empezamos a hablar a base de comentar el programa
hasta que un día llegaron los mensajes privados.
Y de allí al
Facebook, y de Facebook al teléfono. Os ahorro todo ese trozo porque no es
interesante. Anecdóticamente os diré que fue él quien me pidió el WhatsApp
porque había un vídeo que sólo se podía pasar por ahí. Porque nosotros otra
cosa no, pero mandarnos paridas y reírnos hasta de nuestra sombra… eso siempre.
Y es genial.
Pol y yo
empezamos una relación un tanto… curiosa. Nos lo contábamos todo referente a
los ligues, a las tonterías que teníamos cada uno por ahí. Una especie de
Primos Anónimos, S.A. Porque hemos dado con cada coco y personas extrañas en un
año que madre mía. Y mis amigas no lo entendían, supongo que Andrea y Suri
veían de un principio esto, que me estaba enamorando muy mucho. Estaba con
ellas y cuando me llamaba hablábamos sin parar. Una pasada. Y no lo había visto
nunca. Eso era lo fuerte.
-Vamos a ver, que
no entiendo esto.- Andrea nos lleno las copas de vino y volvió a la mesa-
Acabas de estar la friolera de cuarenta y cinco minutos hablando con un tío que
no has visto nunca y hace, cuatro meses que lo conoces, ¿y no hay nada?
-Te pones
pesadita, es un amigo. A-M-I-G-O. ¿Qué te cuesta entenderlo? Y me está hablando
de su ex pareja, como ves no es en plan amor ni nada de eso.
-¡Ah, cojonudo!-
y empezó a descojonarse- ¡Vamos, que no tienes suficiente con lo del bombero, y
lo del famoso, no! ¿Pero que te ha dado con las relaciones virtuales?
No pude evitar ahogarme
de la risa con aquello de relaciones virtuales.
-Hombre, nena.-
Suri que no podía para de reír tampoco respiro hondo e intervino con una frase
un tanto clave, como siempre.- Yo te he visto tan metida en la conversación
como cuando yo estaba con el de la tienda de discos, acuérdate.
-¡Sois unas
exageradas! ¡Unas dramas! Por una vez que no me enamoro y me pienso lo que no
es, ¿queréis que empiece a montar castillos en el aire?- me bebí la copa de
vino de golpe.- Más.- Andrea rellenó y me la bebí de nuevo.- Más.
-Uuuuuh, esto se
pone interesante. Bebe, bebe.
-No chicas, no
quiero. No quiero estar pendiente del teléfono con este tipo de relaciones, no.
Si no he de follar, no follaré, pero se acabaron rollos y mierdas. El
simplemente es un amigo, y lo mejor de todo es que comparte sabiduría masculina
conmigo. Así que, BAS-TA.
-Sí claro, lo que
tu digas…- y las dos se miraron y yo me cagué en sus muertos. Y seguimos
bebiendo vino y arreglando el mundo como sólo nosotras sabemos hacer.
Andrea y Suri son
mis más mejores amigas de toda la vida. Las hemos pasado de todos los colores.
Y este dos mil quince creo que tampoco se va a quedar quietecito. Y es que
bicho malo nunca muere, los astros lo saben y los cabrones nos mandan cosas
malas, pero nosotras las superamos., porque una cosa es ser mala y otra un
bicho. No confundamos. Esas somos nosotras, siempre unidas. Por y para siempre.
Pero como a veces
son un poco insoportables, me reúno con mi alma gemela. Valeria. Todo pasa por
algo, yo salí con un hombre de las cavernas para poder conocerla. Una amistad
como la suya valen esos años tirados a la basura, sin duda. Ahora está un poco
tontita porque me he venido a Barcelona a vivir, pero ella sabe que la amo en
la distancia. Lo nuestro es amor puro, no hay más.
-¡Ay Clàudia, no
lo sé! No lo veo esto yo. Que te vayas a Vigo a conocerlo....
-Por eso te lo
digo a ti, para que me acompañes. ¿No dices que quieres que nos vayamos por ahí?
-¡Pero yo me quiero
ir a Madrid! ¡No a Vigo!
-¡Qué más da! El
caso es salir.
-Que no me voy yo
a Vigo. A parte no lo veo claro yo a este, comentándome a mi también cosas en
Instagram y dándole a me gusta. Soy tu amiga, nena.
-Pero es que Pol
puede hacer lo que quiera. ¡Que solo somos amigos! Y tú estás muy buena… ya
sabes, como le gustan a él.- me vizqueó los ojos.
-¿Y por qué estás
tan pesadita con ir?
-Porque me cae
muy bien y estaría bien conocerlo por fin, además es una fiesta, técnicamente
es un encuentro, por eso quiero ir.- a la desesperada intenté hasta sobornarla.-
Valeria, hay reservados te lo juro.
-¡Y dale! ¡Qué me
dan igual los reservados! Además seguro que es música de pastillero de esa que
te gusta y es que no, quiero ir a Madrid.
Y no pude evitar
reírme, aún no he conseguido que venga a una fiesta de buen techno conmigo.
Pero querida Val, lo conseguiré. Y bueno, tal y como estaba consiguiendo
repitiéndome aquello de poco a poco, decidí desechar la oferta de Pol.
-¡Vaaaaaaaaaaale!
Vámonos a Madrid.
Abrazo, grito,
gritito, abrazo, cosas raras de Valeria, subidon de música, gritito, gritito y…
-Una botella de
vino para reservar billetes, esta vez nos vamos, pero de verdad de la buena.
¿Verdad? ¿Verdad? ¿Verdad?
-¿Ahora quien es
la cansina?
-En serio, no
juegues así conmigo. ¿Vamos?
-Pagas el vino.
Y Valeria hizo
ese gesto que quiere decir, ¡toma! Como si fuera un niño pequeño. Y es que
Valeria es así, una mujer que jamás olvida a la niña que lleva dentro.
Total que me
sentí con la obligación moral de llamarlo para finalmente, con billetes a
Madrid en mano, decirle que declinaba la invitación. Y se me hizo difícil, Pol me dijo que porque no iba el fin de
semana que tenía libre a verlo. Que iban a montar una fiesta con unos amigos y
que estaba invitada y que podría venir con alguien, con mi amiga Valeria por ejemplo.
Me pareció una buena ocasión para conocerlo, ir con mi amiga y quedar con él,
por si el vernos no era lo mismo que el hablar y nos quedábamos sin
conversación, ¿qué haría yo allí sola?
-Hola…
-¿Qué pasa?
-Nada, Pol. Que
al final no iré a Vigo el fin de semana que libro…
-¡No jodas! ¿Y
eso?
-La verdad que no
quiero ir sola allí y Valeria quiere ir a Madrid, así que nos vamos a la capi.
-No tienes
vergüenza, te has dejado convencer…- intentaba sonar cabreado, pero la sonrisa
le teñía la voz.
-¡Oye que tú
tampoco vienes a Barcelona!
-No me has
invitado a una fiesta, señorita. Y yo sí.
-Touché, pero en
serio, nos veremos pronto.
-Claro que sí,
nos queda todo el verano. Oye hablamos luego, que me voy con un cliente.
-Claro.- y colgó.
Así eran nuestras
conversaciones con Pol. Amenas, de amigos, de verdad. Sin más. O al menos yo
quise interiorizar eso desde el principio, lo de que para mi era un amigo. Era
y es, el único que me ha cogido el teléfono siempre, a cualquier hora, aunque
fuera para decirme oye no puedo hablar. Siempre contestaba a mis mensajes, y el
también me enviaba cuando le apetecía. Supongo que en el fondo pensar que para
alguien eres importante, sienta bien.
CONTINUARÁ....
Y como soy así de mala, la mitad del segundo capítulo, la semana que viene.
MissC os quiere, mucho.