miércoles, 28 de enero de 2015

Clàudia está viviendo.


Unicornios, breve inciso, antes de empezar estos posts que colgaré cada Miércoles. Much@s sabéis que llevo tiempo escribiendo un libro, bueno pues después de reeditar por tercera vez, aquí va. He decidido hacerlo por este, mi rinconcito, porque me apetece y me siento más cómoda. Me gusta poner fotos al asunto y eso es algo que no va a cambiar. Bueno, allá vamos. 




CAPÍTULO UNO: PROBANDO, PROBANDO. 


Dicen que a la tercera va la vencida. Y aquí estoy, acabando de cenar con mi compañera y amiga de piso Valentina, bebiendo vino, fumando, escuchando música y con el portátil en el sofá para escribir. He pensado una y mil veces en escribir mi historia, mi vida.  Unas personas me han amenazado si contaba cosas, otras me han dicho que estaba loca, otras simplemente me han dicho que vaya con ojo con lo que publico, no por ellos, sino por mí. Y creía que tenían razón. Hasta ahora.

Ahora sí que tengo un motivo para escribir y es que… creo que me he enamorado. Y para mi desgracia, y no como en los libros que tanto me gusta leer, lo mío no acabará bien. Os quiero contar la historia de cómo me enamoré sin darme cuenta hasta hace nada.  



Sí, estoy jodida. 


Me llamo Clàudia y tengo la friolera de veintiocho años. ¡Joder, a dos de los temidos treinta! Y no, no creo en eso que los treinta son los segundos veinte, porque yo intento hacer lo mismo que a los veinte y no puedo. Es absolutamente imposible, y creerme cuando os digo que tengo fondo, pero es que no. Soy incapaz de aprovechar un fin de semana si uno de los dos días salgo. Y si salgo, yo no me tomo dos copas y me voy a casa, ¡y una mierda me paso una hora arreglándome para estar tres fuera! ¡No! Yo me voy al mundo y ya vendré cuando quiera, o cuando no pueda gastar más dinero si no quiero comer arroz todo el mes. Si son los segundos veinte debería poder ir al día siguiente a la montaña a hacer un trillón de quilómetros como antes, bueno no. Yo era más de tomar el vermouth, pero no estaba destruida sin poder moverme del sofá. Así que perdonarme que discrepe sobre esa afirmación tan guay que se han sacado de la manga… y sí, esto de hacerme mayor me está asustando y mucho.



No, tener casi treinta no es tener veinte.
Digan lo que digan.


Soy una tía normal, me saco partido. Una amiga que tengo, que no está muy bien de la cabeza dice que me parezco a la actriz de Divergente, que no tengo ni puta idea de que es eso, pero la protagonista y yo nos damos una brisa, o eso dice Pao. Soy alta, y muy pava. Y muy intensa, muy drama, muy alegre, muy, muy… o como dice mi amiga Ro, -si es que eres tan, tan…-. Pues eso. Que me da miedo como soy. Que me da miedo no encontrar a nadie. Haberme vuelto una tía demasiado exigente o muy estridente. O yo que sé… Digamos que estoy atrapada en algún lugar. Pero no nos alarmemos, el resto de la vida me va cojonudamente bien. Tengo mi piso de solteras hiper-mega-cuqui de la muerte al lado de El Park Güell, trabajo de lo que he estudiado, tengo a mi gran familia española y gracias a Dios, muchos amigos.


Pues por lo visto esta es mi doble.


Pero me he enamorado de un chico un poco… en fin. No sé como describirlo. No pienso nada malo de él, a fin de cuentas él no tiene ni puta idea de esto, y no es su culpa. No es su culpa que me haya enamorado de él porque cada día me hace reír. Tampoco que lo haya hecho porque no se da nunca por vencido, por esa ambición no reconocida, ese punto de arrogancia que adoro. Ese chico dulce que se esconde tras un hombre de negocios infalible. Es perfecto, para mí y eso no es su culpa. Soy su amiga y me siento muy alagada por ello. Pero ayer nos cabreamos, bueno o no sé qué es lo que pasó exactamente. Total que ha pasado un día y lo echo de menos. No hablamos cada día, pero la sensación hoy es extraña, se me hace un nudo en el estómago que me impide respirar y todas esas cosas que indican que estas absolutamente jodida. Así que supongo que hoy me he dado cuenta que estoy enamorada, que él no lo sabe ni quiero que lo sepa y que no sé como tengo que actuar.




En el fondo sé que no soy una amiga más. Algo me lo dice, pero no soy lo suficientemente guapa. Es así. El solo quiere a mujeronas a su lado y yo disto mucho de ello. Y es algo que yo ya sabía desde un buen principio, así que sigue sin ser su culpa. Luego de todas formas, es un romántico acabado, no tiene rollos de una noche. Mucho hablar de mandanga y lleva un mes más que yo sin ella. Hace un año que lo conozco y solo nos hemos visto una vez. El Señor  Nurburg es sencillamente impresionante. Tiene nombre de empotre, Pol Nurburg. Y yo que soy alma de ir a las luces rojas me he enamorado de él como una auténtica capulla. Me he enamorado de mi mejor amigo. No se puede ser más absurda. 


Así me quedé yo al admitirlo.
Absolutely fucked.

CAPÍTULO DOS. YO TENGO UN AMIGO Y MI VIAJE A MADRID.


Estaba yo en casa, en mis vacaciones de temporada baja viendo Mujeres y Hombres, que como bien sabéis ha tenido épocas muy míticas y yo he sido una auténtica fan, y mientras, andaba dándole al Twitter. No soy una persona famosa, aunque intento conseguir seguidores como mi amiga Valeria que tiene mil, así que cuando vi que alguien que no conocía me daba a favorito por usar un canal, despertó mi curiosidad. He hice lo que toda chica hace, empaparse el perfil y luego contestar. Así que como el tío parecía muuuuy interesante, le marqué yo también favorito uno de sus tweets. Y empezamos a hablar a base de comentar el programa hasta que un día llegaron los mensajes privados.


Y de allí al Facebook, y de Facebook al teléfono. Os ahorro todo ese trozo porque no es interesante. Anecdóticamente os diré que fue él quien me pidió el WhatsApp porque había un vídeo que sólo se podía pasar por ahí. Porque nosotros otra cosa no, pero mandarnos paridas y reírnos hasta de nuestra sombra… eso siempre. Y es genial.


Pol y yo empezamos una relación un tanto… curiosa. Nos lo contábamos todo referente a los ligues, a las tonterías que teníamos cada uno por ahí. Una especie de Primos Anónimos, S.A. Porque hemos dado con cada coco y personas extrañas en un año que madre mía. Y mis amigas no lo entendían, supongo que Andrea y Suri veían de un principio esto, que me estaba enamorando muy mucho. Estaba con ellas y cuando me llamaba hablábamos sin parar. Una pasada. Y no lo había visto nunca. Eso era lo fuerte.





-Vamos a ver, que no entiendo esto.- Andrea nos lleno las copas de vino y volvió a la mesa- Acabas de estar la friolera de cuarenta y cinco minutos hablando con un tío que no has visto nunca y hace, cuatro meses que lo conoces, ¿y no hay nada?

-Te pones pesadita, es un amigo. A-M-I-G-O. ¿Qué te cuesta entenderlo? Y me está hablando de su ex pareja, como ves no es en plan amor ni nada de eso.

-¡Ah, cojonudo!- y empezó a descojonarse- ¡Vamos, que no tienes suficiente con lo del bombero, y lo del famoso, no! ¿Pero que te ha dado con las relaciones virtuales?

No pude evitar ahogarme de la risa con aquello de relaciones virtuales.

-Hombre, nena.- Suri que no podía para de reír tampoco respiro hondo e intervino con una frase un tanto clave, como siempre.- Yo te he visto tan metida en la conversación como cuando yo estaba con el de la tienda de discos, acuérdate.

-¡Sois unas exageradas! ¡Unas dramas! Por una vez que no me enamoro y me pienso lo que no es, ¿queréis que empiece a montar castillos en el aire?- me bebí la copa de vino de golpe.- Más.- Andrea rellenó y me la bebí de nuevo.- Más.

-Uuuuuh, esto se pone interesante. Bebe, bebe.

-No chicas, no quiero. No quiero estar pendiente del teléfono con este tipo de relaciones, no. Si no he de follar, no follaré, pero se acabaron rollos y mierdas. El simplemente es un amigo, y lo mejor de todo es que comparte sabiduría masculina conmigo. Así que, BAS-TA.

-Sí claro, lo que tu digas…- y las dos se miraron y yo me cagué en sus muertos. Y seguimos bebiendo vino y arreglando el mundo como sólo nosotras sabemos hacer.

Andrea y Suri son mis más mejores amigas de toda la vida. Las hemos pasado de todos los colores. Y este dos mil quince creo que tampoco se va a quedar quietecito. Y es que bicho malo nunca muere, los astros lo saben y los cabrones nos mandan cosas malas, pero nosotras las superamos., porque una cosa es ser mala y otra un bicho. No confundamos. Esas somos nosotras, siempre unidas. Por y para siempre.

Pero como a veces son un poco insoportables, me reúno con mi alma gemela. Valeria. Todo pasa por algo, yo salí con un hombre de las cavernas para poder conocerla. Una amistad como la suya valen esos años tirados a la basura, sin duda. Ahora está un poco tontita porque me he venido a Barcelona a vivir, pero ella sabe que la amo en la distancia. Lo nuestro es amor puro, no hay más.

-¡Ay Clàudia, no lo sé! No lo veo esto yo. Que te vayas a Vigo a conocerlo....

-Por eso te lo digo a ti, para que me acompañes. ¿No dices que quieres que nos vayamos por ahí?

-¡Pero yo me quiero ir a Madrid! ¡No a Vigo!

-¡Qué más da! El caso es salir.

-Que no me voy yo a Vigo. A parte no lo veo claro yo a este, comentándome a mi también cosas en Instagram y dándole a me gusta. Soy tu amiga, nena.

-Pero es que Pol puede hacer lo que quiera. ¡Que solo somos amigos! Y tú estás muy buena… ya sabes, como le gustan a él.- me vizqueó los ojos.

-¿Y por qué estás tan pesadita con ir?

-Porque me cae muy bien y estaría bien conocerlo por fin, además es una fiesta, técnicamente es un encuentro, por eso quiero ir.- a la desesperada intenté hasta sobornarla.- Valeria, hay reservados te lo juro.

-¡Y dale! ¡Qué me dan igual los reservados! Además seguro que es música de pastillero de esa que te gusta y es que no, quiero ir a Madrid.

Y no pude evitar reírme, aún no he conseguido que venga a una fiesta de buen techno conmigo. Pero querida Val, lo conseguiré. Y bueno, tal y como estaba consiguiendo repitiéndome aquello de poco a poco, decidí desechar la oferta de Pol.

-¡Vaaaaaaaaaaale! Vámonos a Madrid.

Abrazo, grito, gritito, abrazo, cosas raras de Valeria, subidon de música, gritito, gritito y…

-Una botella de vino para reservar billetes, esta vez nos vamos, pero de verdad de la buena. ¿Verdad? ¿Verdad? ¿Verdad?

-¿Ahora quien es la cansina?

-En serio, no juegues así conmigo. ¿Vamos?

-Pagas el vino.

Y Valeria hizo ese gesto que quiere decir, ¡toma! Como si fuera un niño pequeño. Y es que Valeria es así, una mujer que jamás olvida a la niña que lleva dentro.

Total que me sentí con la obligación moral de llamarlo para finalmente, con billetes a Madrid en mano, decirle que declinaba la invitación. Y se me hizo difícil,  Pol me dijo que porque no iba el fin de semana que tenía libre a verlo. Que iban a montar una fiesta con unos amigos y que estaba invitada y que podría venir con alguien, con mi amiga Valeria por ejemplo. Me pareció una buena ocasión para conocerlo, ir con mi amiga y quedar con él, por si el vernos no era lo mismo que el hablar y nos quedábamos sin conversación, ¿qué haría yo allí sola?

-Hola…

-¿Qué pasa?

-Nada, Pol. Que al final no iré a Vigo el fin de semana que libro…

-¡No jodas! ¿Y eso?

-La verdad que no quiero ir sola allí y Valeria quiere ir a Madrid, así que nos vamos a la capi.

-No tienes vergüenza, te has dejado convencer…- intentaba sonar cabreado, pero la sonrisa le teñía la voz.

-¡Oye que tú tampoco vienes a Barcelona!

-No me has invitado a una fiesta, señorita. Y yo sí.

-Touché, pero en serio, nos veremos pronto.

-Claro que sí, nos queda todo el verano. Oye hablamos luego, que me voy con un cliente.

-Claro.- y colgó.

Así eran nuestras conversaciones con Pol. Amenas, de amigos, de verdad. Sin más. O al menos yo quise interiorizar eso desde el principio, lo de que para mi era un amigo. Era y es, el único que me ha cogido el teléfono siempre, a cualquier hora, aunque fuera para decirme oye no puedo hablar. Siempre contestaba a mis mensajes, y el también me enviaba cuando le apetecía. Supongo que en el fondo pensar que para alguien eres importante, sienta bien. 

                                                                     CONTINUARÁ....


Y como soy así de mala, la mitad del segundo capítulo, la semana que viene. 

MissC os quiere, mucho. 

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