1.
Los
problemas nunca vienen solos.
Siguió pasando el tiempo. Pol y yo seguíamos y seguíamos en nuestra tónica
de llamadas infinitas al menos una vez a la semana, y señales de vida unas
cuatro o cinco. A veces más, otras menos. Y es que conoció a una chica a través
de una red social, con ello no quiero decir que me dejara de lado, porque
nuestra relación no funciona así, pero sí que es cierto que las dos primeras
semanas de conocerla pues digamos que hablábamos menos, y cuando hablábamos era
de ella. No me molestaba, reconozco que me asusté, pero desde el primer momento
yo veía en los mensajes de ella, que aquello no iba a durar en exceso.
-Pobre Pol, otra que le dará calabazas.
-¿Qué le ha pasado?
-Aún nada, Andrea. Pero le pasará, está conociendo a una tía un poco
extraña. No para de darle largas y excusas malas tipo, “ahora es mi momento de sofá y paso del teléfono”
-¡Ja! ¿Y qué parte de esa directa no entiende tu amigo?
-¿Dejaréis alguna vez de usar ese tono con la palabra amigo cuando os
refiráis a Pol?
-Contesta.
-Pues no la entiende, porque dice que luego ella no para de escribirle por
las redes sociales y por mensajes todo el día. Digamos que es a la hora de
hablar por teléfono o quedar cuando se tira atrás.
-Las hay que tienen suerte.- le dio un trago a la cerveza y siguió
arreglándose las manos, algo que Andrea hace tres veces a la semana, es una
especie de manía obsesiva compulsiva que tiene. Igual que quitar puntos negros
ajenos, es muy fan.- Ella se porta como una zorra, porque imagino que estará
buenísima y claro se lo puede permitir, como siempre, y allí tenemos a Pol
esperando. Le da alpiste de vez en cuando y ahí lo mantiene. Deberías aprender
de todas ellas, le gustan así.
-Pero es que primero yo no quiero gustarle.- bueno una pequeña parte se
emociono al pensar que eso fuera posible- y segundo yo no soy así. No me voy a
sentir más mujer por tener a un hombre detrás babeando. Es ridículo y muy
rastrero.
-Eres buena tía, y eso no gusta. Pero ni a Pol ni a nadie. Lo que pasa que
como estás tan jodidamente mal de la cabeza, la gente confunde términos.
Clàudia, en serio, deja de ser su colega, te hace daño.
-¡Que no! Siempre hemos hablado de ello con Pol, es nuestra base casi. Y
siempre te lo he comentado, no sé que ha cambiado…
-Ya, pero es que ahora ya empiezas a sufrir por sus desamores.
-No, es que me sabe mal. Es buen tío, de verdad.- Me acabé mi cerveza y fui
a por otras dos.
-No lo dudo, pero es que te vas a acabar quemando.- mientras le dejaba la
cerveza en la mesa, Andrea me cogió de la mano.- Déjalo ya, céntrate con uno
que puedas ver cada día y ábreme la lata, que no puedo.
-No me gusta ninguno y sabes que no estoy ahora por hombres. No los
necesito. No me mires así, no es por él. Es un amigo, de verdad. Yo al final me
pego un tiro con vosotras.- me arrodillé como rezando alzando los brazos al
aire.
-Tú no estás bien de la cabeza. Pero bueno, tranquila que yo te quiero
igual.
-Bueno cuéntame. ¿Qué te han dicho los médicos?
-Nada nuevo, sigue siendo un virus o puede que nervios, que me relaje. Así
que aquí me tienes en casa sin hacer el huevo. Haciendo caso de los médicos.
Y así pasamos la tarde, hablando, riendo y en fin, sin hacer el huevo.
Una vez más hablar con cualquiera de mis amigas me hacía pensar. ¿Me estaba
molestando que me contara sus conquistas? No, probablemente es que me estaba
cabreando que fuera tan tonto y tan superficial, cuando yo sabía y sé que él no
es así. Y encima permitiendo que lo tratasen como si no fuera un chico
suficientemente válido para ellas. ¿Perdona? Lo que pasa es que eran todas unas
crías más preocupadas porque las llamen guapas en las redes sociales que en la
vida. No distinguirían a un hombre en su vida. Y es que es eso, Pol es un
hombre. E igual forma que pasa con los hombres que huyen del compromiso,
también están las féminas que salen por patas. Es así. Por eso no podía
entender porque se iba con ellas, ¿sólo por el físico? Lo dudo, Pol sin
conversación se muere.
-¿Ves? Otra vez lo ha vuelto a hacer.
-A ver, que te pasa ahora, dramas.
-Olivia, que no me contesta en todo el día y ahora me mata a me gustas en
todas mis publicaciones, tanto de Facebook como de Instagram.
-¿Y de qué te extrañas? Llevas así como un mes. Habéis quedado una vez y
bueno, como si fuera la visita al médico porque ha de estudiar…
-Es cierto, pero yo que sé hace esto y me descoloca.
-Bueno, o eso es lo que te quiere contar, Pol. No me creo que se pase el
santo día sin salir de casa, eso no lo hace ninguna persona que sea mínimamente
normal. Que no coja el teléfono en la hora del sofá, jajajajaja ¿qué clase de
excusa es esa? Que no hable nunca por teléfono, por favor. Es ridículo.
-Vaaaaya, amiga sí que tenías cositas guardadas dentro.
-Es que me sabe mal ver que eres tonto. Te creía un ser inteligente.
-JAJAJAJAJA, oye no te pases.
-Es verdad, Pol.- y me acuerdo que me dejé llevar por la euforia del
momento- Sí, Olivia es monísima, estudia una carrera súper complicada porque se
las quiere dar de inteligente. Se pasa el día en las redes sociales pero es
incapaz de contestarte, y si la llamas te salta con que ya estáis hablando por
mensajes. Pinta bien, si…
-O sea que…
-¡Dilo tú, joder! A mí me sabe muy mal, parece que trate de tumbarte todas
tus relaciones, pero es que llevas una racha…
-No, sé que no es así. – no sabes una
mierda, querido
-Pues que la mandes a la mierda, Pol. No merece la pena que malgastes más
tiempo en ella, ella no quiere gastarlo en ti. Haz tú lo mismo. Además, cuanto
más la ignores más te irá detrás.
-¿Seguro?
-Mírate a ti y dime si no funciona…
-Eres mala, pero tienes razón.- y una vez más estaba seguro que estaba
sonriendo mientras lo decía. Y va a sonar a cursi, pero cada vez que pienso que
lo pude ayudar en algo, sonrío como una idiota.
-Siempre la tengo.
Y colgamos. Casi una hora de conversación nocturna. Nunca
había tenido un amigo así, vía telefónica me refiero, así que entendí que era
lo normal. Yo me pasaba y me paso el santo día en contacto con los míos, así
que bueno, al no verlo las llamadas eran más largas. A veces me imaginaba
tomándome una cerveza con él, o yendo a cenar y de fiesta, hablando de todas
las cosas de las que lo hacíamos y seguimos haciendo. Y allí empecé a pensar
que quizás si estuviéramos más cerca….
Y de igual forma que el pensamiento vino, se fue con los días. No sé de
dónde logré sacar esta capacidad de no pensar en él más de la cuenta. Suri me
decía que quizás como pensaba ya tanto en él no me daba cuenta, y la verdad
creo que tenía razón. Es como eso que dicen que te acostumbras a que tu pareja
ronque y ya no la oigas, pues eso. Supongo que fue una especie de instinto de
supervivencia de mi cuerpo. Pero la realidad era también que Andrea estaba
realmente jodida.
De aquel virus que nos dijeron, paso a una posible enfermedad degenerativa.
Una bastante seria. Y la verdad que me va a costar escribir esto, pero la
historia de mi amiga merece ser contada. Merece que todos sepáis que es la puta
ama, aunque yo ya esté llorando al recordar. Fueron semanas duras. Semanas que
se tenía que meter veneno en el cuerpo, punciones lumbares por aquí, pruebas
nuevas por allá y un mareo de médicos que se hizo muy jodido para todos. Pero
sobre todo para ella. Recuerdo cuando lo único que quería saber era que cojones
le pasaba, porque era tan difícil averiguar que tenía y sobre todo por no poder
volver a su vida normal.
Andrea no sabe estarse quieta, le es imposible. Desde que la conozco ha
trabajado y estudiado, es un culo inquieto, aunque le pasa como a mí; como le
pillen días de marmota, se funde en el sofá, en el pijama más hortera del mundo
y a esperar hasta el día que te das asco en el espejo. Y no lloraba. Y eso me
tenía muerta en vida. ¿Ni si quiera iba a llorar ahora?
Como seguía de vacaciones de
temporada baja, prácticamente vivía en su casa, y la verdad que era para
admirarla. Siempre estaba de buen humor y eso que las cosas iban de mal, en
peor, anímicamente hablando. Pero es que en el transcurso de estos días horribles,
Andrea recibió otro mazazo, por si con lo que se le había venido encima no
tuviera suficiente. Anteriormente a esto, éramos un grupo de seis chicas. Bien,
dos de ellas se aliaron y como tienen una vida de mierda, forzada y están
asqueadas, la liaron. La dejaron sola, anteponiendo una boda y los marcos de
una puta casa. Mira por donde, esta ultima que se las daba de Isabel Preysler
barata, se ha quedado sin marido, sin casa y sin amigas. En menos de un año. La
otra, en fin. Tiene un marido que es un calzonazos. Y ella es el diablo
reencarnado. Eran y son unas amigas de mierda.
Andrea, Suri y yo, nos apartamos. Ha sido una de las mejores decisiones que
he tomado en mi vida. Yo soy de las que cree que hay momentos en la vida en los
que una se ha de posicionar. Hay cosas que son… en fin, demasiado
trascendentales como para pasarlas por alto y en ese momento es cuando has de
decidir un camino u otro. Elegir no fue nada difícil. De hecho la primera con
la que cargaron fue conmigo y decidí ir a por todas, ¿ellas cabreadas? Pues
nada, pasen y vean que os voy a comentar cuatro cositas. ¿Cómo se puede ser tan
mala persona y tener tan mal fondo? De golpe Andrea, la persona que cada una de
ellas consideraba su más mejor amiga, paso a ser Satanás. Bueno no, resulta que
pasó a ser una egoísta, y que ya llevaban tiempos cansadas de esa actitud. Y
tómatelo como quieras, cada cuatro u ocho horas y como soy una perra judía te
lo digo en el peor momento de tu vida.
Pues a la mierda que se fueron, pero claro, si para mí o Suri fue, a pesar
de todo, un golpe duro, imaginaros como estaba ella. Ella que siempre estaba
allí para ellas y sus gilipolleces. A ella, es que lo pienso y me sigue
pareciendo surrealista.
-No tía, en el fondo algo de razón tienen.
-Tía, tanta pastilla y cortisona y mierdas te dan a la cabeza directa. ¿Qué
coño dices?
-Pues que si es verdad que muchas veces soy muy pasota.
-¡Ay, no…
-Déjame acabar. Muchas veces te pasa hasta a ti, me mandas ya el ¿nos hemos divorciado? Y pienso que soy
lo peor.
-Lo que vas es de culo. Y para decir una tontería pues como que no tienes
tiempo, ni ganas.
-No es excusa.
-Claro que lo es, no estarás para las tonterías del día al día últimamente,
no te lo voy a negar, pero es que tienes mucho más trabajo que antes, apenas
ves al pobre Jordi y encima, la perra. Andrea si se te llama para lo de verdad,
estás. Es así. Así que no me toques más la moral. Hazme el favor.
-Ves, pero no lo niegas.
-Es que no es una falta grave, Andrea. A mí no me molesta, a Suri tampoco.
A tus chicos, menos. Yo creo que lo que te pasa es que echas de menos el
contacto de tonterías diarias, y estas dos te han hecho dudar. Justamente
ellas, que no están ni para lo bueno ni para lo malo, ni para nada. ¿Estamos?
-Supongo que tienes razón.
Y la abracé, no somos mucho de efusividad, pero somos hermanas. Y creo que
la necesitaba tanto ella a mí como yo a ella.
A la tarde apareció Suri. Y Andrea nos plantó un vídeo-documental sobre la
que tenía todas las papeletas de ser lo que le pasaba. La esclerosis múltiple.
Creo que no se me olvidará ese momento en la vida. Jamás. No podía ni moverme,
me estaba rompiendo por momentos y a ella se la veía tan… ¿entera? Dios, a Suri
ni la vi, pero estaba igual que yo seguro. Más ella, que si yo soy sensible,
ella es algo fuera de lo normal. Andrea decidió a pesar que los médicos decían
que no lo hiciera, seguir una investigación de sus síntomas y de lo que le
decían los médicos, que no aseguraban… pero se curaban en salud. A los pocos
días lloró. La incertidumbre la acabó por derrumbar.
Pero yo sabía que las cosas malas no pueden pasar a personas buenas. Y le
tuvieron que repetir la punción medular. Y cuando por fin le entregaron el
resultado, vieron que la médula ya no estaba inflamada, que había sido una
inflamación de la médula o un virus, lo dicho al principio… y creo que volví a
dormir de nuevo por las noches. Pol formó parte activa de todo ello claro, y
también se alegro mucho cuando Andrea estaba sana y salva. Bicho malo nunca
muere, le digo siempre. Y espero que no lo haga nunca.
Pero, como bien digo los problemas nunca vienen solos y…
-¿Qué pasó, Pol?
-Tengo una noticia.
-¡Uy! Suena prometedora.
-Tenemos chica nueva en la oficina.- mierda, mierda, mierda y más mierda.
-¿Ah si?
-Sí, y creo que esta es diferente a las demás… Me gusta mucho, Clàudia.
Trillooooooones de mierda. ¿Y ahora, qué?
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